En diálogo con "Pasen y Vean", programa que se transmite de 9 a 13 horas por LU9 Racio Mar del Plata, charlamos con Luis Epul, referente del Museo José Hernández, respecto a la caída del molino histórico del predio por la falta de mantenimiento y el pedido de ayuda para su reconstrucción.

La preocupación se hizo pública tras confirmarse que se desplomó la torre del molino, arrastrando además el propio molino y parte del tanque. "La torre se cayó y arrastró el molino y parte del tanque", explicó Epul, visiblemente indignado por una situación que, según remarcó, "no es de ahora", sino consecuencia de años de abandono.

El referente del museo recordó que el deterioro viene de larga data y mencionó otros episodios graves dentro del predio: "Se cayó la carreta, estaba electrificada la Virgen y ahora apareció esto, el molino se cayó por falta de mantenimiento". En ese marco, describió el estado en que encontraron algunas instalaciones, con una imagen contundente: "Sacamos un bolsón y medio de materia fecal de paloma" de uno de los galpones del museo.

Campaña solidaria para reconstruir la torre

Ante la emergencia, Epul decidió ponerse al frente de una campaña solidaria para lograr la reconstrucción. Indicó que se necesitarían al menos 10 millones de pesos para levantar una nueva torre y volver a colocar el molino. "Ya me lo puse al hombro y hablé con otros medios y con funcionarios", señaló.

El objetivo es conseguir materiales, especialmente hierro, y la colaboración de empresas del sector. "Sabemos que el molino no va a trabajar, pero es parte de la postal y de la historia", subrayó, destacando el valor simbólico del emblema del museo ubicado en Laguna de los Padres.

Epul convocó especialmente a empresas del rubro hierro y a firmas molineras de la región que puedan aportar materiales o ayuda técnica. Quienes deseen colaborar pueden comunicarse directamente con él al 223 422 6711.

Más allá del daño material, el reclamo expone una problemática recurrente: la falta de mantenimiento de espacios históricos clave para la identidad local. La caída del molino no solo encendió una alarma estructural, sino también cultural, sobre el cuidado del patrimonio marplatense.