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La historia detrás de la torta del casamiento de Rocío Pardo y Nicolás Cabré

15 de diciembre de 2025

Karina Callejón, pastelera y diseñadora, habló sobre la creación de la torta de bodas de Rocío Pardo y Nicolás Cabré, una obra que no solo se destacó por su impacto visual sino también por la historia personal que la rodea.

La repercusión fue inmediata. La propia Karina reconoció que el trabajo tuvo una exposición inesperada, impulsada por la trascendencia mediática del casamiento.

Un vínculo que viene de lejos

La historia tiene raíces profundas. Callejón recordó su relación con la familia Pardo, en especial con Miguel Pardo, reconocido productor teatral y cinematográfico. "Fue mi primer jefe, gracias a él pude estudiar gastronomía", relató. Esa conexión hizo que el encargo tuviera un valor especial: "Tiene una connotación muy fuerte que yo le haya hecho la torta a su hija".

Rocío Pardo, hoy bailarina, productora y parte activa de la productora familiar, confió plenamente en el criterio artístico de Karina. "Hacé lo que vos quieras, respetando la paleta y la temática", fue la consigna que le dio la novia, lo que habilitó a la pastelera a desplegar todo su estilo.


Diseño, presión y logística

El desafío no fue menor. La torta debía viajar 15 horas, desde Necochea a Villa Carlos Paz, montarse en un entorno campestre y responder a un concepto estético de "cuento de hadas". "Tenía que pensar no solo el diseño, sino cómo lo iba a sostener, trasladar y armar allá", explicó.

El resultado fue una estructura de cinco pisos y medio, con una base especialmente diseñada. Tres de los niveles eran de torta real, con un peso aproximado de 15 kilos, mientras que los pisos superiores funcionaban como soporte estético. Ante versiones que circularon en redes, Karina fue clara: "No era una maqueta. Subestiman mucho este tipo de trabajos".


El valor del oficio

Más allá del evento, la pastelera reflexionó sobre su recorrido y la confianza que depositan sus clientes. "Me buscan porque saben que soy muy exigente con la paleta de colores y los detalles", señaló. También destacó la presión extra de trabajar junto a una wedding planner y una familia con experiencia en grandes producciones: "Tenía que coincidir con todos, incluso conmigo misma".

La torta terminó siendo mucho más que un elemento del festejo: fue el cierre simbólico de una historia que empezó décadas atrás y que, como dijo la propia Callejón, confirma que "con el tiempo uno entiende las vueltas de la vida".

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