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La muerte de Kshamenk reaviva el debate sobre el cautiverio animal

El activista Juan Lorenzani cuestionó el uso de orcas y delfines en espectáculos y habló del impacto del encierro.

15 de diciembre de 2025

En diálogo con "Pasen y Vean", programa que se transmite de 9 a 13 horas por LU9 Mar del Plata, charlamos con Juan Lorenzani, referente de Fauna Silvestre, respecto a la muerte de la orca Kshamenk y el debate sobre el cautiverio de animales marinos.

Lorenzani trazó un recorrido histórico y cultural sobre cómo, durante décadas, la sociedad naturalizó la exhibición de animales en zoológicos, circos y acuarios. "Hace 50 años era común que nuestros padres nos llevaran a ver animales encerrados. Era parte de una cultura que, afortunadamente, fue cambiando", explicó, al señalar que hoy existe una mayor sensibilidad y conciencia social.


Orcas en cautiverio

El entrevistado fue contundente al comparar los acuarios con los antiguos circos con animales. "Un oceanario es exactamente lo mismo que un circo con animales terrestres. Es un show con animales, nada más", sostuvo. En ese marco, la muerte de Kshamenk despertó una fuerte empatía social: "A muchos nos pasó lo mismo: una tristeza enorme y, al mismo tiempo, pensar que al fin estaba en libertad".

Lorenzani explicó que las orcas son animales altamente inteligentes y sociales, que viven en grupos matriarcales. "Las hembras pueden vivir cerca de 90 años y los machos alrededor de 70, pero eso es en libertad. En cautiverio, la vida se acorta muchísimo", afirmó, remarcando que el estrés es una de las principales causas.

Para graficar el impacto del encierro, recordó que Kshamenk pasó 33 años en una pileta de apenas 14 metros de diámetro. "Es como si un ser humano viviera 33 años encerrado en una mansión, sin poder salir jamás. Mientras nosotros hicimos nuestra vida, este animal estuvo siempre en el mismo lugar", reflexionó.


Una industria disfrazada de educación

Lorenzani también cuestionó el discurso de la educación y la recuperación que históricamente sostuvieron estos emprendimientos. "Nos quieren vender una mirada de amor, con musiquita heroica, pero eso ya se acabó. Jamás se puede educar mostrando una orca o un delfín en una pileta", sentenció.

En ese sentido, advirtió que detrás de muchos centros de recuperación existe un negocio. "La recuperación fue usada como propaganda y como excusa para servirse de animales marinos. Esto es una industria", afirmó, al recordar intentos de exportar a Kshamenk al exterior a cambio de otros ejemplares.


Recuperación y naturaleza

El referente de Fauna Silvestre recordó que en la provincia de Buenos Aires ya se realizaban tareas de rescate y recuperación de fauna marina mucho antes de la expansión de los acuarios comerciales. "Hace más de 20 años que se hacía recuperación real, pero se dejó de lado a quienes trabajaban seriamente para beneficiar a emprendimientos comerciales", denunció.

Sobre la intervención humana, fue claro: "No siempre hay que intervenir. Muchas veces los animales salen, descansan y vuelven solos a su hábitat. Y si mueren, también es parte de los ciclos naturales. Cuando el hombre mete la mano, muchas veces mete la pata".

La muerte de Kshamenk volvió a poner sobre la mesa una discusión de fondo: el lugar de los animales silvestres. Como síntesis, Lorenzani dejó un mensaje que resume el debate actual: ayudar cuando es necesario, pero siempre con un objetivo claro. "Si un animal se recupera, tiene que volver a la naturaleza. Ese es su lugar".

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