Provinciales
En diálogo con LU9, en la tarde de la radio, el biólogo Juan Esteban Dajil, nos dio detalles sobre el ofidio de gran longitud que apareció en la Costa Atlántica.
16 de diciembre de 2025
Esta tarde charlamos en LU9 Radio Mar del Plata, con Juan Esteban Dajil, licenciado en Ciencias Biológicas y becario doctoral del CONICET, respecto a la aparición de serpientes en playas y zonas naturales de la región, tras la viralización de un video grabado en la costa.
El especialista aclaró que la serpiente observada corresponde a la culebra marrón, cuyo nombre científico es Philodryas patagoniensis. Se trata de una especie autóctona, de hábitos tranquilos y que no representa un riesgo sanitario para las personas. "Es una serpiente mansa, cuando el humano la atrapa suele enroscarse en el brazo y no morder", explicó, y agregó que si bien posee veneno, es de tipo opistoglifo, por lo que no reviste la peligrosidad de otras especies como las yararás.
Dajil señaló que estos ejemplares habitan naturalmente en pastizales y arenales, incluso en sectores cercanos a la playa. "Estaba en su hábitat natural, come lagartijas y anfibios, y no es una especie muy abundante, por eso no se la ve seguido", indicó. Su coloración marrón le permite mimetizarse fácilmente con la arena, lo que muchas veces genera sorpresa entre quienes la observan.
En cuanto a su comportamiento, el biólogo remarcó que, como la mayoría de los reptiles, es un animal solitario. "Se juntan únicamente para reproducirse, después son totalmente independientes", precisó.
Consultado sobre la presencia de estas serpientes en el partido de General Pueyrredon, Dajil confirmó que pueden aparecer sin inconvenientes. "En barrios cercanos a acantilados, zonas serranas o donde quedan parches de ecosistemas naturales, es normal que aparezcan serpientes", afirmó. Incluso recordó el reciente avistamiento de una falsa yarará, una especie totalmente inofensiva, en playas cercanas a la reserva del puerto.
El mensaje central del especialista fue claro: no manipularlas, no matarlas y dejarlas estar. "Cumplen un rol fundamental en el ecosistema, son controladores biológicos de roedores que transmiten enfermedades", sostuvo. En este sentido, remarcó que matar una serpiente implica afectar directamente la biodiversidad local.
Solo en el caso de que el animal ingrese a una vivienda o propiedad privada se recomienda dar aviso a las autoridades. "Ahí sí se puede llamar a bomberos o a Zoonosis, que cuentan con personal capacitado para manipularlas y devolverlas a un ambiente natural", explicó.
Dajil también explicó que la mayor visibilidad de serpientes se relaciona con las temperaturas elevadas. "Son animales ectotérmicos, su metabolismo depende de la temperatura ambiental, por eso se los ve más en primavera, verano y también en otoño", detalló. En esta última estación, incluso, salen a alimentarse antes del invierno, un dato que suele pasar desapercibido.
Hacia el final, el biólogo dejó una reflexión sobre el impacto humano en la fauna. "Por el cambio climático y la pérdida de ecosistemas, muchas especies están desapareciendo. Hay que aprender a observarlas, cuidarlas y respetarlas, porque tal vez en unos años ya no estén", advirtió.
Así, ante la presencia de una serpiente en la playa o en un espacio natural, la recomendación es simple: mantener distancia, no intervenir y permitir que el animal siga su camino. Una forma de convivir con la naturaleza sin poner en riesgo ni a las personas ni a la fauna local.
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