El investigador Federico Isla explicó que, si bien el cambio climático es un fenómeno global, "la preocupación inmediata está en la provincia de Buenos Aires", donde en 2024 finalizaron un informe técnico que abarca desde Magdalena hasta Pehuen Có, con el objetivo de alertar a los municipios sobre tormentas, erosión costera y contaminación. Según detalló, las estadísticas muestran que "está lloviendo más en Buenos Aires, La Plata y Mar del Plata", lo que genera ingresos de agua anómalos durante sudestadas, especialmente en el Partido de la Costa.

Temporadas anómalas y señales del mar

Al referirse a la temporada 2022/2023, el investigador recordó que fue "completamente atípica", ya que la temperatura del mar se mantuvo en torno a los 20 grados durante todo el verano, cuando lo habitual en Mar del Plata es un inicio frío en diciembre y un aumento progresivo hacia marzo. Esa anomalía derivó en fenómenos visibles: "Hubo ovicápsulas de caracoles, arribazones de algas y bivalvos, e incluso la aparición de un caracol venenoso de Nueva Zelanda".

Consultado por la contaminación plástica, Isla señaló que el "acorazamiento" de la ciudad, con espigones y escolleras, generó compartimentos donde se acumula basura. "Las tormentas, paradójicamente, a veces ayudan a arrastrar el plástico hacia la parte alta de la playa para que pueda ser retirado", explicó, aunque advirtió que este modelo no debería replicarse en otras localidades con erosión, como Pehuen Có.

Erosión, viento sur y arena en movimiento

El especialista aclaró que en el área de Bahía Blanca el problema central no es la deriva de arena sino el viento sur, que provoca olas grandes y mareas superiores a los dos metros, erosionando médanos en Pehuen Có, Monte Hermoso y Sauce Grande. Recordó además una fuerte tormenta de junio que afectó desde Chubut hasta Buenos Aires y generó una acumulación inédita de arena en el puerto marplatense, obligando a extender los trabajos de dragado.

En cuanto a las lluvias intensas, subrayó que el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático ya confirma un aumento de precipitaciones en el sudeste de Sudamérica, con episodios de inundaciones relámpago como los registrados en Bahía Blanca, comparables a los ocurridos recientemente en Valencia.

¿Mito o realidad sobre la Escollera Sur?

Isla descartó que el puerto de Mar del Plata haya sido mal diseñado, aunque reconoció que generó una playa artificial. "El mar trabaja las 24 horas transportando arena de sur a norte", explicó, y aclaró que la extracción mecánica no alcanza frente a fenómenos episódicos como las tormentas del sur, que aceleran ese transporte natural. Sobre los arribazones de caracoles volútidos, remarcó que "son un fenómeno natural conocido desde el siglo XIX" y que incluso indican "buenas condiciones ambientales".

Qué esperar y qué prever

Respecto al próximo verano, el científico fue prudente: "No se puede asegurar la temperatura del agua, depende de las tormentas, aunque 2024 fue el año más cálido en términos de aire". Su principal recomendación a los municipios es anticiparse al abastecimiento de agua dulce, sobre todo en localidades que dependen de acuíferos en dunas y reciben grandes flujos turísticos en veranos cada vez más calurosos.

El informe, realizado mediante un convenio entre el CONICET y el Ministerio de Ambiente bonaerense, busca advertir a los municipios costeros, que "son los que más crecen y también los más vulnerables frente al cambio climático". Isla invitó finalmente a seguir las redes del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras y de la Universidad Nacional de Mar del Plata para mantenerse informados.

Como síntesis, el investigador dejó en claro que la costa bonaerense ya está mostrando señales concretas del cambio climático: más lluvias, tormentas más intensas y una dinámica de arena cada vez más difícil de controlar, un desafío que requiere planificación y decisiones a largo plazo.