En diálogo con "Pasen y Vean", programa que se transmite de 9 a 13 horas por LU9 Radio Mar del Plata, charlamos con Ricardo Sosa, coordinador del Club San José, respecto al robo de alambrado sufrido en el predio donde entrenan diariamente cientos de niños y jóvenes.

El hecho ocurrió entre el sábado y el domingo, cuando delincuentes sustrajeron 80 metros de alambrado de 2,5 metros de altura, una estructura que había sido colocada este año con enorme esfuerzo económico y humano. "Faltaban 80 metros de alambrado que nos costó horrores ponerlo este año. Era el patio de la casa de los nenes", expresó Sosa, visiblemente afectado por la situación.

Según explicó, no se trató de un robo menor. "Se llevaron un trabajito importante. Nosotros entrenamos hasta el viernes, así que fue entre sábado y domingo. No es algo que se haga solo", remarcó, dando cuenta de la logística necesaria para cometer el delito.

Más allá de lo material, el coordinador hizo hincapié en el daño social que generan estos hechos. El Club San José contiene a más de 300 chicos y chicas, muchos de ellos de corta edad. "Para ellos el predio es su lugar en el mundo. ¿Cómo le explicás a los más chiquitos lo que pasó?", se preguntó.

Robos reiterados y falta de respuestas

No es la primera vez que la institución sufre episodios similares. Durante el año también fueron víctimas del robo de 250 metros de cableado subterráneo y reflectores. "Vinieron con una pala, sacaron todo y tuvimos que rehacerlo de otra manera. Siempre sufrimos robos", lamentó.

Sosa subrayó que el club está ubicado en una zona estratégica de la ciudad, frente al Estadio Mundialista y a las canchas de hockey, lo que incrementa la indignación. Además, señaló que otras entidades deportivas como San Lorenzo atraviesan situaciones similares, lo que evidencia una problemática extendida en Mar del Plata.

"La bronca más grande es que nadie levanta el teléfono. Esto no es político, es social. Los clubes hacemos contención todos los días y estamos totalmente desprotegidos", afirmó.

Cómo seguir adelante

Consultado sobre cómo planean recuperarse, Sosa reconoció que la ayuda solidaria comenzó a llegar, incluso de personas que no conocen personalmente. Sin embargo, advirtió que el problema de fondo persiste: "¿Quién nos garantiza que no vuelva a pasar? Ahora se viene un mes sin actividad y no podemos pagar seguridad las 24 horas".

A pesar de todo, el balance deportivo del año fue muy positivo. "Fue uno de los mejores años. Tenemos chicos desde 2019 hasta 2006 y hubo tanta demanda que a algunos tuvimos que decirles que no por falta de espacio", contó.

Para quienes deseen colaborar con el club, se habilitó el alias club.sanjo, a nombre del tesorero Javier Rumec. "Me da vergüenza tener que pedir, pero duele más sentirnos invadidos", confesó.

El testimonio de Ricardo Sosa resume una realidad que atraviesan numerosos clubes barriales de la ciudad: instituciones que cumplen un rol social clave, pero que enfrentan a diario el abandono y la inseguridad.