COPA LIBERTADORES

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Boca vuelve a Argentina después del escándalo en Brasil

El plantel de Boca comienza su regreso al país luego de la escandalosa eliminación de la Copa Libertadores y de estar 12 horas en el micro enfrente de una comisaría para declarar por los desmanes en el Mineirao.

21 de julio de 2021

El plantel de Boca Juniors, el cuerpo técnico encabezado por el entrenador Miguel Ángel Russo y dos de los integrantes del Consejo de Fútbol que pasaron la noche -en Belo Horizonte- en los micros frente a una comisaría, se trasladaba este mediodía hacia el aeropuerto de esa ciudad brasileña para emprender su regreso hacia el aeropuerto de Ezeiza, donde se estima que llegará cerca de las 18.

Los micros con la delegación boquense fueron liberados para poder arrancar rumbo al aeropuerto de Belo Horizonte pasadas las 12 del mediodía.

Tras la escandalosa eliminación de anoche en los octavos de final de la Copa Libertadores ante Atlético Mineiro, la delegación "Xeneize" abordará -después del control de los PCR que indican los protocolos por el Covid- un vuelo charter a las 15.15 para trasladarse desde Belo Horizonte hacia el aeropuerto internacional de Ezeiza.

La firma de una fiscal que intervino en el tema del escándalo en el estadio Mineirao -que derivó en que los jugadores y allegados hayan pasado la noche en los micros estacionados frente a la comisaría- demoró la salida del plantel de Boca Juniors para poder retornar a la Argentina, según consignaron fuentes de la comitiva.

Allegados a la directiva de Boca que permanecieron toda la noche y la mañana en uno de los micros dijeron este mediodía a Télam: "Estuvimos doce horas acá arriba, los jugadores están muy mal de ánimo, no quisieron comer y no pudimos bajar ni para ir al baño".

"No nos liberaban porque faltaba la firma de la fiscal para poder dejar salir a los imputados", dijo la fuente boquense a Télam. "No hay ánimo de hablar de nada por ahora. Tienen que bajar las aguas", dijo el allegado sobre el silencio que mantiene el plantel tras quedar eliminado en la Copa Libertadores.

En tanto, el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, informó este miércoles al mediodía, a través de la red social Twitter, que habían finalizado las declaraciones testimoniales de los miembros del plantel boquense en la delegación policial local por los incidentes registrados anoche tras el partido con Atlético Mineiro.
"El Consulado en Belo Horizonte garantizó en todo momento la integridad de la burbuja sanitaria" del equipo, agregó Scioli.

Luego, en otro tuit, consignó que la delegación ya se encontraba "rumbo al aeropuerto, desde donde embarcarán en las próximas horas rumbo a Buenos Aires".

"Con la asistencia del Consulado, se ha mantenido la integridad de la burbuja sanitaria y se han garantizado los derechos de todos los integrantes de la comitiva", insistió en remarcar el embajador argentino ante Brasil.

Los incidentes se produjeron luego del partido ante el Mineiro, en una derrota por penales (3-1) que se produjo luego de haber igualado cero a cero al cabo de los 90 minutos.

El escándalo se generó por el malestar de los jugadores de Boca por un gol lícito anulado al lateral Marcelo Weigandt a instancias del VAR que le hubiera dado al equipo la victoria y el pase a cuartos de final.

Con el partido empatado sobrevino la definición por penales que ganaron los brasileños y en los vestuarios el caos con agresiones cruzadas entre el presidente del Mineiro, Sergio Coelho, algunos jugadores y dos integrantes del Consejo de Fútbol, Jorge Bermúdez y Raúl Cascini.

Luego de una gresca generalizada con efectivos de seguridad, la policía brasileña imputó a los jugadores Sebastián Villa, Carlos Zambrano, Javier García, Carlos Izquierdoz, Marcos Rojo, al entrenador de arqueros Fernando Gayoso, al ayudante de campo Leandro Somoza y a Cascini.

"Los incidentes se iniciaron porque un delegado de Conmebol denunció una agresión y después se debieron utilizar los gases lacrimógenos para disuadir la situación", justificó lo sucedido el miembro de las fuerzas de seguridad locales, Santiago Mayor.

Ese comienzo de los disturbios se produjo cuando los futbolistas fueron a los pasillos del vestuario a reclamarle al árbitro uruguayo, Esteban Ostojich, quien a instancias del VAR anuló el gol legítimo de Weingandt a los 17 minutos del segundo tiempo, y luego la policía empezó a lanzar gases hacia la zona del ingreso del vestuario visitante.

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