Dialogamos con Federico Argüelles, director de la murga La Venganza de los Pobres, respecto a la historia, la identidad y el valor social del carnaval en la ciudad.

Con más de un cuarto de siglo de trayectoria, La Venganza de los Pobres se convirtió en una referencia ineludible del carnaval marplatense. Su nombre, lejos de ser casual, remite a un contexto histórico y social muy preciso. "La murga nace en el 99, en años tumultuosos, pero todo nacimiento tiene una gestación previa", explicó Argüyes, al recordar los recortes y las protestas de fines de los 90 que atravesaron a una generación de jóvenes vinculados a la universidad pública.

El nombre surge de una canción que los acompañó en marchas y espacios de militancia cultural. "No había murga en Mar del Plata como la conocemos hoy. Empezamos a cantar esa canción en las marchas y, cuando apareció la idea de hacer una murga, no había mejor nombre que ese, que era lo que nos juntaba a todos", señaló.

El carnaval como espejo social

A lo largo de los años, la murga encontró siempre material para decir y cantar. "La historia argentina es como un bucle", reflexionó Argüelles, y remarcó que en los momentos de mayor crisis es cuando las agrupaciones populares más crecen. "Está buenísimo que crezcan, pero es una mala señal de cómo vive la gente. El laburante busca estos espacios para pasar el maltrato", afirmó.

En ese sentido, destacó el rol del carnaval como lugar de encuentro y contención: "La murga rescata y da vuelta todo. El carnaval es ese momento en que somos todos iguales, no importa lo que cada uno tiene, importa lo que aporta".

Desde una mirada periodística, el testimonio deja en claro que la murga no es solo una expresión artística, sino también una respuesta colectiva frente a contextos adversos, un espacio donde la crítica social convive con la alegría popular.

Una murga multibarrial

A diferencia del fenómeno porteño, donde cada murga suele identificarse con un barrio, en Mar del Plata la dinámica es distinta. "Nosotros somos una murga de la ciudad", explicó Argüelles. La Venganza de los Pobres reúne integrantes de barrios tan diversos como Playa Serena, Gloria de la Peregrina, El Centenario o San José, donde ensayan desde hace años.

Esa característica multibarrial se ve reflejada también en el carnaval local, que combina estilos porteños con comparsas y batucadas de impronta más brasileña. "En la ciudad hay alrededor de 15 agrupaciones entre murgas, comparsas y batucadas", detalló.

Cultura en la calle y trabajo social

Durante la charla, Argüelles subrayó el fuerte trabajo social que realizan las murgas, especialmente con jóvenes. "El primer preconcepto que se rompe es el de compartir. No importa lo que cada uno trae, sino lo que se lleva de la murga", sostuvo. Y agregó: "Quizá no compartirías otro espacio con muchas de esas personas, pero la murga es la voz de todos".

También recordó momentos de tensión con el Estado local, cuando se intentó limitar los ensayos en espacios públicos. "Por un caso particular se quería legislar para todos", dijo, al repasar aquel conflicto. Hoy, según explicó, el carnaval marplatense está más consolidado y cuenta con articulación con el municipio, tanto en el corso central como en los corsos barriales.

Recuperar la memoria del carnaval

Entre los hitos recientes, destacó la recuperación del corso del puerto, realizado en la banquina de los pescadores. "Fue muy importante. Mucha gente grande se acercaba a recordar los carnavales de su juventud", contó. Una postal que conecta pasado y presente, y que reactiva la memoria colectiva de la ciudad.

"La murga en Mar del Plata logró trascender el carnaval", resumió Argüelles. Con presencia durante todo el año en actos escolares y actividades culturales, estas agrupaciones se consolidan como parte viva de la identidad local.

En el Día del Murguero, la entrevista dejó una certeza: más allá del bombo, el baile y el color, el carnaval sigue siendo un espacio de resistencia, encuentro y celebración popular en Mar del Plata.