Policiales
La familia descubrió el maltrato tras ver cámaras de seguridad y radicó una denuncia policial en Mar del Plata.
19 de diciembre de 2025
En diálogo con "Pasen y Vean", programa que se transmite de 9 a 13 horas por LU9 Mar del Plata, charlamos con Andrea, nieta de Héctor, un hombre de 89 años, respecto a un grave caso de presunto maltrato en un geriátrico de la ciudad.
El hecho salió a la luz luego de que familiares visitaran al adulto mayor y notaran lesiones en manos, boca y ojos. Según relató Andrea, en un primer momento aceptaron la explicación brindada por la titular del establecimiento, quien habló de un supuesto "brote psicótico". Sin embargo, esa versión se derrumbó cuando accedieron a las cámaras de seguridad.
"Al principio creíamos lo que ella nos decía, hasta que pedimos ver las cámaras; ahí dejamos de creerle", afirmó.
De acuerdo al testimonio, fue la propia dueña del geriátrico quien mostró un video desde su teléfono celular. "Se veía poco por la distancia", explicó Andrea, y agregó que ante el pedido de revisarlo en una computadora, la mujer respondió que solo lo manejaba desde el teléfono.
El registro fue enviado a otro familiar, que logró ampliarlo. Allí se observa con claridad la agresión. "No fue una cachetada. Fueron fácil cinco piñas", sostuvo Andrea, señalando directamente al titular del lugar. En las imágenes, Héctor aparece "tranquilo, sentado en el sillón", contradiciendo la versión del brote psiquiátrico.
La familia finalmente realizó la denuncia policial, aunque no de manera inmediata. "La policía nos dijo que si denunciábamos teníamos que sacarlos en ese momento por miedo a represalias", contó Andrea. Héctor y su esposa fueron retirados del geriátrico una semana después del episodio y hoy se encuentran en su casa.
El establecimiento funciona en General Pacheco y Levenson, en la zona de Punta Mogotes.
Andrea también desmintió las acusaciones de la dueña, quien habría dicho que la familia buscaba un beneficio económico. "Nosotros no queremos su plata; queremos que no maltrate más a nadie", remarcó.
Héctor sufrió un dedo fisurado como consecuencia de la agresión. Además, la nieta denunció prácticas habituales de violencia: "Ella tiene la costumbre de doblarles los dedos hacia arriba para que reaccionen".
El caso expone una preocupante situación de vulnerabilidad de personas mayores institucionalizadas y abre interrogantes sobre los controles en geriátricos privados de la ciudad, mientras la Justicia avanza con la investigación.
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