POLITICA
El objetivo es mejorar el tipo de cambio en forma específica, pero sin una devaluación brusca. Se trata de la segunda etapa del plan, que incluye una gira a Estados Unidos para aceitar relaciones con el FMI y el Departamento del Tesoro
28 de agosto de 2022
El ministro de Economía tuvo la habilidad de mantener altas las expectativas del mercado, con anuncios a lo largo de cada una de las tres primeras semanas desde que asumió. En ese recorrido primero efectuó un canje de bonos por dos billones para alejar los temores de un reperfilamiento de la deuda en pesos. Luego consolidó su margen de maniobra, al nombrar a alguien propio en la secretaría de Energía y más tarde con la designación de Gabriel Rubinstein como viceministro luego de dos semanas de idas y vueltas.
Ese esquema inicial se completó la semana pasada con medidas concretas en el plano fiscal. Incluyó tanto un aumento de la presión impositiva (como el caso del anticipo de Ganancias para grandes empresas) pero también decisiones concretas para ajustar el gasto público. Todo esto acompañado por la decisión de dejar de emitir vía adelantos transitorios del BCRA.
El objetivo es cumplir con la meta de déficit primario de 2,5% que se acordó para este año con el FMI. Pero se trata de un objetivo complejo. La segmentación tarifaria, por ejemplo, aportará muy poco ahorro vía baja de subsidios en los cuatro meses que quedan por delante en 2022.
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